Lo más sospechoso de las soluciones es que se las encuentra siempre que se quiere.
(Último urgente) La verdad es que no acabo de lograr imaginar qué es lo que podrÃa hacerse en este mundo con nueve Roland Garros.
(Alonsanfán) La verdad de la patria la cantan los himnos: todos son canciones de guerra.
(Un sabio antiguo, un sabio moderno) «Puestos a reñir, el cuchillo es el que manda», dice el refrán; pero lo que vengo yo preguntándome hace tiempo es si no podrÃa ser, en cambio, que fuese el cuchillo el que mandase ponerse a reñir. Mejor todavÃa, no me lo pregunto más, porque ya lo advirtió Homero por ley natural: «El hierro por sà solo atrae al hombre», y Eisenhower por ley positiva: «El complejo militar industrial».
(Teodicea Sixtina) El Hijo no se hizo hombre para salvar al hombre, sino para vengar al Padre.
¡Qué cosas tienen los pacifistas! ¿Pues no van y dicen que «con la guerra no se arregla nada»? ¡Qué barbaridad! ¡Ni aunque se arreglase mucho!
(Divina Commedia, «Inferno», XXVIII) «Rimembriti di Pier di Medicina, / se mai torni a veder lo dolce piano / che da Vercelli a Marcabò dichina.» No querÃa la eterna bienaventuranza prometida y por él no lograda; añoraba la felicidad terrena y mortal de su valle padano.
No sé por qué la palabra «oscurantismo» suena tan peyorativa; a «oscurantista» me apuntaba yo ahora mismo la mar de contento.
La función de intercambio funciona ya descaradamente como compensación en el seno mismo de una misma noticia. «De ocho personas, cuatro han resultado muertas en el accidente; la buena noticia es que las otras cuatro que han sobrevivido han sido dadas de alta a la media hora, con el susto en el cuerpo, pero sin un rasguño.» ¡Qué mundo!
Cuando Kissinger logró la paz en Vietnam no lo hizo sin antes bombardear ferozmente los puertos de Haiphong y Hanoi, porque los americanos no conciben la diplomacia pura sin un acto de fuerza militar, y ante los americanos tenÃa que aparecer como que los vietnamitas se habÃan rendido a la fuerza. Un periodista le preguntó a un negro del Bronx si le parecÃa bien la paz lograda. Respondió que sÃ, pero añadiendo, como si de su equipo de béisbol se tratara: «Pero a mà no me gusta perder. Me gusta ganar». No le habÃan engañado los innecesarios bombardeos añadidos, y tenÃa razón, porque antes, sin bombardeos, la paz estaba más que lograda.
(Glosa) La polÃtica es una ficción lúdica indiferenciada que llena el contenido del agón exactamente igual con la guerra y con el fútbol.
(Un acierto de Ortega) No voy a decir que a mà no me duelen prendas porque no necesita regalo alguno por mi parte, se basta y sobra con su propio talento para acertar meridiana y generosamente con Cervantes, como cuando, escribiendo a Unamuno, dice: «Cervantes simpatiza con todo. No es que Cervantes haya vivido mucho, sino que ha sufrido y no le guarda rencor a nadie».
(El origen de las asignaturas) La misma etimologÃa de la palabra que se refiere evidentemente a algo que se asigna remite a un profesor. En la organización administrativa de un centro de estudios, una universidad o lo que fuere, el saber se distribuye en compartimentos aislados para que no haya invasión de competencias. La palabra «asignatura» parece ser, de esta manera, el ejemplo más exacto del principio burocrático: «Un sitio para cada cosa y cada cosa en su sitio».
Al fin resulta que no hay victoria que pueda alejarse mucho de la escatologÃa; todas, al cabo, aun desde los lugares más remotos, convergen hacia ella. Por eso todas las armas, en el silencio de sus panoplias y arsenales, contienen un presagio.
(Recuerdo del Duero bajo la alcazaba de Gormaz) En aquellos tiempos felices ya le decÃa yo a Sven que los partidos eran marcas de fábrica.* Hoy mucho más se cumple que todo lo agónico se queda en puro logo. Sólo Hannah Arendt se planteó la cuestión de la «razón agónica» en la entradilla que tenÃa escrita en la máquina, destinada a algún artÃculo que abandonó para no escribir más porque se murió. Y era el siguiente verso de la Farsalia de Lucano: «Victrix causa Deis placuit sed victa Catoni».
Cuando oigo la palabra «futuro» me acuerdo de una frase que está prohibido repetir.
(Para Aurelio) Dos comodines: «Ya verás como no pasa nada»; «Alguna solución tendrá que haber».
(Jubilación) Lo malo de los viejos es que ya no cambiamos de opinión. Por eso hay que prestar mucha atención a con qué pensam