Érase una vez en un paÃs lejano una bella princesa llamada Harriet de Hamsteria, que, como su nombre puede llevar a pensar, era una hámster.
Era valiente e inteligente y sobresalÃa en las habilidades tradicionales de las princesas hámster, como el juego de damas y las fracciones.
Pero no destacaba en lo de deambular por el palacio con pasos etéreos y lanzando suspiros, que también es algo muy de princesa, por lo que sus padres tuvieron que contratar a unos maestros de buenas maneras para que le enseñaran a comportarse.
El maestro de buenas maneras trató de hacerla andar con un libro en la cabeza para mejorar su forma de caminar. Lo encontraron más tarde en la biblioteca con un libro metido en la boca y Harriet estuvo un mes castigada.
A Harriet le encantaba montar a Mumfrey, su codorniz trotona, y cabalgar juntos por el campo. Las codornices trotonas no pueden volar, pero son unos excelentes corceles para los hámsteres. Harriet y Mumfrey salÃan por todas partes a cazar