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La moda femenina. Bajo este tÃtulo debemos incluir no solo el oficio de la modista, sino también el de la sombrerera. En una sombrererÃa también se exige elegancia y sofisticación. Además de prontitud para identificar, imitar y mejorar los distintos estilos, que están en continuo cambio entre los cÃrculos más selectos de la sociedad.
Compendio de negocios mercantiles ingleses y de oficios útiles, 1818
Londres, marzo de 1835
Marcelline, Sophia y Leonie Noirot, hermanas y propietarias de Maison Noirot, un establecimiento emplazado en Fleet Street, al oeste de Chancery Lane, estaban reunidas cuando lady Renfrew, la esposa de sir Joseph Renfrew, soltó la bomba.
Marcelline, la primogénita, una joven de pelo oscuro, estaba haciendo un lazo con forma de mariposa a fin de que la dama anteriormente mencionada se fijara en su última creación. Sophia, una criatura angelical de cabello claro, se encontraba ordenando uno de los cajones que una de sus clientas más exigentes habÃa desordenado poco antes. Leonie, la benjamina, que era pelirroja, estaba ocupada cosiendo el bajo del vestido de la mejor amiga de la dama, la señora Sharp.
Aunque apenas fue un breve cotilleo que salió a relucir sin más en la conversación, la señora Sharp gritó, como si en realidad se hubiera producido una explosión, tropezó y le pisó la mano a Leonie.
Leonie no soltó un improperio, si bien Marcelline leyó en sus labios una palabra que dudada mucho que sus clientas estuvieran acostumbradas a oÃr.
Ajena a la posible lesión que pudiera haberle ocasionado a una insignificante modista, la señora Sharp preguntó:
—¿Que el duque de Clevedon regresa a Inglaterra?
—Pues sà —contestó lady Renfrew, muy ufana.
—¿A Londres?
—Pues sà —repitió lady Renfrew—. Lo sé de muy buena
tinta.
—¿Qué ha pasado? ¿Lord Longmore ha amenazado con matarlo?
Cualquier modista que aspirase a vestir a las damas más selectas de la sociedad debÃa estar al tanto de todas las noticias. De ahà que Marcelline y sus hermanas conociesen los detalles de la historia en cuestión. SabÃan que Gervaise Angier, el séptimo duque de Clevedon, habÃa sido en el pasado el pupilo del marqués de Warford. SabÃan que el señor marqués era el padre del conde de Longmore. SabÃan que el duque de Clevedon y el conde de Longmore eran grandes amigos. SabÃan que el duque de Clevedon y lady Clara Fairfax, la mayor de las tres hermanas del conde de Longmore, estaban comprometidos desde su nacimiento. Clevedon la adoraba desde que eran pequeños. Nunca habÃa demostrado el menor interés por cortejar a otras mujeres, aunque ciertamente habÃa tenido muchas relaciones de otra Ãndole, sobre todo durante los tres años que llevaba en el continente.
Si bien nunca se habÃa anunciado el compromiso de forma oficial, todo el mundo estaba al tanto de su existencia. Todo el mundo suponÃa que el duque se casarÃa con